Tokio Monogatari

En la película se aprecia el contraste entre la ciudad y el pueblo, entre lo viejo que representan los padres y lo nuevo representado por los hijos.

Los personajes de Ozu son muy humanos y cada uno tiene una personalidad establecida, la forma en la que Ozu filma casi al borde del suelo y con la cámara fija ayuda a balancear la escena y así Ozu logra mostrar todo lo que quiere que aparezca en la escena y ninguno de los actores predomina.

Cuando los personajes voltean a cámara integran al espectador y parece que estuvieran hablando contigo lo cuál refuerza la humanidad de los personajes.
Este estilo es importante porque ha sido utilizado por otros directores como observamos en Buffalo 66.

La película es muy lenta y larga y pareciera que no pasa nada sin embargo Ozu hace reflexiones sobre la vida con diálogos muy sencillos entre sus personajes. Habla de lo efímero de la vida cuando la abuela dice que probablemente no estará cuando su nieto crezca.
Y de lo decepcionante que la vida se vuelve con los años cuando Noriko se lo cuenta a la hermana menor.

A pesar de que parece cruel en la película los ancianos se muestran como una carga para sus hijos e incluso el viaje a Tokio los hace sentir más viejos.
La película hace una critica a los hijos y a la vida en general ya que aunque no es una película actual en los personajes yace una critica que puede seguir vigente en nuestros días, ahí la importancia del cine de Ozu.

Critica a los nietos quienes al llegar sus abuelos salen corriendo, esto es un gran problema actualmente porque las familias se desintegran cada vez más y es algo que Ozu ya mostraba en su cine hace años.

También critica el egoísmo con una de las hijas que después de la muerte de su madre no espera para reclamar sus pertenencias.
Por otra parte la hija menor aún conserva su inocencia y se niega a convertirse en esa clase de persona pero Noriko reflexiona que el tiempo hace cambiar a las personas  y que incluso ella es egoísta a pesar de ser la que mejor trato a los ancianos en su viaje a Japón sin ser su hija.

Estamos acostumbrados a ver en el cine occidental mucho afecto entre los personajes, sin embargo olvidamos que la cultura oriental es distinta. La película retrata bien la cultura japonesa que es fría y conservadora en general.

Después de la muerte de su madre la tristeza de los personajes es evidente sin embargo el llanto de las mujeres es un llanto contenido y no es dramático.
Es verdad que los japoneses en general son muy fríos, esto lo observo en mi padre quién máximo llama a su familia en Japón dos veces al año.

Finalmente los personajes de Ozu son muy humanos y logran que el espectador se identifique con ellos y con las situaciones que se muestran. El director logra hacer una reflexión de la vida y de la cultura.

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